Uno de los mayores flops del 2017 ha sido Witness, el quinto álbum de estudio de la cantante Katy Perry. Es cierto que ha sido #1 en la lista de ventas americana (el tercer #1 consecutivo en Billboard para la artista californiana) con unas cifras de venta muy positivas en su primera semana, pero tras la promoción inicial, el álbum inició una caída libre en las listas de venta debido a una campaña de publicidad poco acertada y una elección de singles nada afortunada, lo que ha provocado que uno de los discos más prometedores del 2017 haya acabado convirtiéndose en una de las mayores decepciones pop del año. El single presentación del álbum fue Chained To The Rhythm, un pegadizo tema dance-pop con influencia Dancehall y Disco compuesto por Katy Perry junto a Sia, producido por su habitual colaborador Max Martin y que cuenta con la colaboración del artista de reggae Skip Marley, nieto del legendario Bob Marley. ‘Chained To The Rhythm’ recibió buenas opiniones por parte de los expertos musicales por el cambio de dirección musical de Katy y por sus letras, en las que toma conciencia social y se atreve a hablar de temas políticos, ya que hasta entonces estábamos acostumbrados a una Katy Perry más superficial en su mundo fantástico de colores. A pesar de haber ocupado el top 5 en las listas de venta de Estados Unidos, Australia, Reino Unido o Canadá, este tema no fue el éxito que todos esperaban y distaba mucho de la repercusión que suelen tienen los primeros singles de sus anteriores álbumes. El hecho de no haber llegado a lo más alto en ningún mercado musical importante ha sido visto como el inicio de una tendencia decreciente en el éxito comercial de la cantante, acostumbrada a encadenar singles #1 en las listas de venta. El segundo single fue Bon Appétit, un extraño tema electropop y dance-pop con influencia del sonido Trap que cuenta con la colaboración de Migos, un grupo de Hip-Hop de Atlanta. Aunque es un tema pegadizo y bailable, Bon Appétit recibió críticas muy negativas por ser un producto sub-estándar de baja calidad y por su alto contenido erótico, ya que en la letra de la canción, Katy compara su cuerpo con un menú en el que su amante puede elegir cualquier plato que desee, incluidas sus partes íntimas, lo cual resulta incómodo y vulgar para el oyente. Tras el flop que supuso Bon Appétit, una desesperada Katy Perry decidió quemar su último cartucho y lanzó Swish Swish, uno de los temas más bailables y enérgicos del álbum (y el mayor representante del estilo EDM presente en el disco) que contaba con la colaboración de la rapera Nicki Minaj, quien suele asegurar al menos que los videoclips de los temas donde aparece tengan cierta repercusión y muchas reproducciones en YouTube. Swish Swish es el enésimo tema que habla de sobreponerse a los abusones o haters que nos intentan hundir, aunque en este caso a través de metáforas relacionadas con el mundo del baloncesto. El tercer single de «Witness» ha resultado más exitoso que ‘Bon Appétit’ (no era muy difícil) pero aún así ha logrado un desempeño comercial muy moderado, convirtiendo a Witness en la era menos exitosa de Katy en las listas de ventas.
Witness se puso a la venta en junio del año pasado y fue el sucesor del exitoso «Prism», publicado en 2013 y que contó con los singles #1 ‘Roar’ y ‘Dark Horse’. El nuevo álbum de Katy Perry ha estado acompañado de un radical cambio de look por parte de la cantante, quien ha dejado atrás su larga melena morena para adoptar un look muy ‘ochentero’, con el pelo muy corto y rubio, como muestra el artwork del álbum, el cual no ha acabado de gustar a sus seguidores por resultar bastante desconcertante e inquietante. Mientras que los primeros álbumes de la cantante californiana estaban encuadrados en el pop/rock con gran influencia dance-pop, progresivamente ha ido profundizando en la música electrónica y ha lanzado singles dirigidos a los clubs, perdiendo sus orígenes rockeros con gran uso de instrumentación en favor de un uso desmedido de sintetizadores y Auto-Tune. Witness podemos considerarlo un álbum electropop y dance-pop formado por temas up-tempo dentro del EDM (Electronic Dance Music) además de un par de baladas insípidas. Katy Perry ha seguido confiando en su habitual colaborador Max Martin (dejando a un lado a Dr. Luke), quien le ha proporcionado la mayoría de sus singles #1 y ha sido el responsable de 5 temas de Witness incluyendo los tres primeros singles, pero también ha trabajado con Mike Will Made It, Oscar Holter o Jeff Bhasker y otros productores menos conocidos. Dentro de un disco mediocre como Witness podemos destacar temas interesantes como ‘Roulette’, un tema dance-pop y electropop producido por Max Martin e inspirado en la música de los años 80 o Hey Hey Hey, en el que habla del empoderamiento femenino y explica que es una mujer fuerte a pesar de su imagen frágil. Este tema se ha convertido en el cuarto single aunque ya sin esperanzas de incrementar las bajísimas ventas del álbum y se trata de un medio tiempo electro-pop compuesto por Sia y producido por Max Martin. Dentro de un álbum dominado por los temas up-tempo hay que destacar ‘Save As Draft’, una balada synth-pop muy del estilo de las baladas previas de la cantante como ‘Unconditional’, aunque no ofrece nada nuevo u original al panorama musical.
La era «Witness» comenzó torcida, no sólo por su hilarante promoción sino debido a las polémicas declaraciones de Katy Perry, sus comentarios negativos hacia algunos compañeros de profesión, sus manifestaciones en temas políticos que no le han ayudado en absoluto y le han hecho ganarse muchas enemistades y por todo ello ha perdido la simpatía que el público sentía por ella, ya que años atrás era considerada la «novia perfecta de América». Centrándonos en el aspecto comercial, mientras que «One of the Boys» y «Teenage Dream» superaron los 6 millones de copias vendidas en todo el mundo y «Prism», pese al lógico descenso en la venta de CD’s físicos, superó los 4 millones, «Witness» ha sido incapaz de repetir cifras tan altas de venta y ni siquiera ha llegado al millón de copias a nivel mundial, pero es más notorio el fracaso de este álbum si nos centramos en el mercado americano (el verdadero bastión de Katy Perry en cuanto a ventas) donde apenas ha vendido 300 mil copias, una cifra ridícula para una cantante como Katy, acostumbrada a ser #1 y vender millones de discos. En resumen, el globo del éxito de Katy Perry está deshinchándose ya que su nueva imagen y estilo musical no han acabado de gustar, su intento por hacerse la graciosa en videoclips y actuaciones empieza a desgastarse, la estrategia de promoción del álbum ha sido muy desafortunada y la elección de los singles no ha convencido ni a la crítica ni al público en general, haciendo de Witness uno de los discos menos memorables y quizás el mayor flop del 2017 para una estrella del pop de la talla de Katy Perry. Cabe destacar que Witness no ha logrado obtener ninguna nominación para los premios Grammy. Además, en comparación con «Teenage Dream» o «Prism», «Witness» palidece claramente por no ofrecer temas originales, sorprendentes o llamativos, aunque es un disco más personal que los anteriores. Puntuación: 6/10.