El asombroso talento vocal de Kelly Clarkson le hizo ganadora de la primera y más exitosa edición del ‘talent show’ American Idol, sin embargo su innegable carisma, simpatía y actitud humilde ‘de vecina de al lado’ fueron decisivos para ayudarle a conseguir su victoria y le convirtieron en una de las cantantes más queridas y respetadas de la industria musical americana. Desde entonces, la cantante texana ha publicado 9 álbumes con los que ha triunfado en Estados Unidos y el resto del mundo (con sus lógicos altibajos comerciales) y se ha convertido en la participante más famosa y relevante de la historia de American Idol y una de las pocas que puede presumir de seguir teniendo una carrera sólida en la actualidad. Su arrolladora personalidad no sólo le ha ayudado en el plano musical sino que le ha permitido explorar otros senderos fuera de la música y desde hace 4 años presenta con éxito su propio programa de televisión, «The Kelly Clarkson Show», que cuenta con una saludable audiencia y ha logrado varios premios televisivos. Sin embargo no todo han sido alegrías en la vida de Kelly Clarkson ya que el año pasado se divorció de su marido y padre de sus dos hijos, Brandon Blackstock (hijo de su antiguo manager e hijastro de la cantante de Country Reba McEntire), quien además era su manager desde hace una década. El fin de su matrimonio ha sido la principal fuente de inspiración para las letras de su nuevo álbum, aunque éste cubre «el arco entero de la relación», desde sus comienzos hasta el final. 6 años después de su último álbum, «Meaning of Life», en el que recuperaba el sonido Soul/R&B de sus orígenes y tras un disco navideño, la cantante texana ha regresado con su décimo álbum de estudio, titulado Chemistry, el cual está formado por 14 canciones, principalmente baladas y temas mid-tempo de estilo pop con ciertos elementos pop/rock, folk y Soul, compuestas por la propia Kelly bajo la producción de Jesse Shatkin y Jason Halbert. La cantante de 41 años empezó a trabajar en este álbum en 2019 y fue descrito por ella misma como si «Breakaway» y «Stronger» (sus álbumes más exitosos y en mi opinión, los mejores de su discografía) tuvieran un hijo, sin embargo tras su divorcio el proyecto cambió de rumbo y acabó relatando las emociones que experimentó desde el principio hasta al final de su matrimonio.
En abril Kelly lanzó dos singles como presentación del álbum: ‘Mine’ y ‘Me’, que se tratan de dos baladas que hacen referencia a su matrimonio de casi 7 años con Brandon Blackstock. Por un lado, Mine habla de las secuelas emocionales de una relación que terminó y su camino hacia la recuperación tras haber perdido la esperanza en el amor, mientras que Me, con influencias Gospel y Soul, relata su viaje hacia el auto-descubrimiento y la auto-aceptación después de vivir una relación tóxica en la que tenía que reprimir parte de sus sentimientos para complacer a su pareja. Ambos temas ponen de manifiesto el gran talento como vocalista y compositora de Kelly Clarkson y resultan muy coherentes con la temática de desamor del álbum pero definitivamente no resultan las apuestas más acertadas como ‘lead singles’ desde el punto de vista comercial. Tras la mediocre acogida de ambos temas (‘Mine’, el mejor recibido, apenas acumula 9 millones de escuchas en Spotify) en mayo se lanzó el siguiente single, Favorite Kind of High, que en este caso se trata de un tema up-tempo de estilo dance-pop que describe un amor apasionado en el que sientes que estás ‘drogado’ cuando estás con la otra persona debido a la gran atracción y conexión existente entre ambos. ‘Favorite Kind of High’ es una de las pocas canciones alegres que forman parte de «Chemistry» y el tema que esperaríamos como single anticipo debido a su ritmo bailable y pegadizo, sin embargo no llega al nivel de otros temas up-tempo de Kelly como ‘Stronger’ o ‘Heartbeat Song’.
Como sencillo promocional previo a la publicación del álbum se ha lanzado ‘I Hate Love’, que resume el actual estado de ánimo de Kelly, un claro sentimiento negativo hacia el amor y cuenta con una original melodía de banjo, tocado por el mismísimo actor Steve Martin. Dentro de «Chemistry» destacan ‘Red Flag Collector’, un original tema con cierto toque Western en el que hace referencias al estilo de vida sureña y compara a su ex-marido con un cowboy, ‘High Road’, uno de los temas más introspectivos en el que habla de las lecciones que ha aprendido a lo largo del camino o ‘Rock Hudson’, en el que confiesa que al principio cayó rendida por los encantos de su ex hasta que averiguó cómo era en realidad y se dio cuenta que «su héroe es ella misma». Uno de mis temas favoritos del álbum es ‘That’s Right’, con cierta influencia latina y en el que pone de manifiesto que la falta de conexión con su pareja fue una de las causas del divorcio, además de acusarle de quedarse con su dinero.
En resumen, «Chemistry» es el trabajo más maduro de Kelly hasta la fecha y destaca por su temática de desamor y sus letras sobre la decepción y desesperanza que se sienten tras el fin de una relación, en contraposición con el mensaje inspirador y alegre presente en sus anteriores trabajos. «Chemistry» resulta un trabajo tremendamente personal y autobiográfico, por lo que es justo alabar la honestidad y sinceridad de Kelly al plasmar su fallida relación en las canciones que lo forman, sin embargo en ciertos momentos resulta aburrido, repetitivo y no acaba de enganchar por el exceso de baladas y su poco acertada secuencia de canciones. Esperemos que Kelly Clarkson recupere pronto la felicidad y el amor para que pueda dar forma a un álbum más alegre y divertido como lo eran «Stronger» y «Breakaway». Temas imprescindibles: Favorite Kind of High, I Hate Love, That’s Right, Red Flag Collector, High Road y Me. Puntuación: 7/10.
